Tanto en los animales como las personas tenemos cinco sentidos: audición, visión, olfato, gusto y tacto. Así pues, los ojos, nariz, lengua, dedos y piel trabajan aportándonos información sobre el mundo en el que vivimos, para conocer mejor el mundo que nos rodea. Las situaciones placenteras son satisfechas para aprender y conocer, y a través de los alimentos los niños utilizan los cinco sentidos, creando conocimiento, ya que exploran libremente sintiéndose satisfechos. Los alimentos provocan una gran variedad de sensaciones (colores vistosos, atractivos, formas y sabores diferentes), se trata de que a través de la manipulación y la experimentación aprendan y disfruten.
Todas las propuestas que ofrecemos se basarán en el juego como sistema de aprendizaje, presentados como actividades lúdicas. El preparar alimentos es una actividad muy atractiva para ellos, fomentando el trabajo individual y el colectivo. Los alimentos despiertan la curiosidad, llamado su atención y sintiéndose atraídos, siendo su experiencia intensa y provechosa.
Comer y cocinar también pueden ser un acto de relación social. El ambiente, las actitudes y las relaciones que establece el adulto con el pequeño durante el momento de las comidas y la preparación de estas, influyen e inciden directamente en su predisposición para comer.
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