El pescado es, junto a las verduras, uno de los alimentos más problemáticos a la hora de ofrecérselo a niños y adolescentes. Su sabor, poco atractivo para los pequeños, el hecho de que siempre se cocine del mismo modo, o sus incómodas espinas, hacen que se genere más de una discusión en la mesa.
No lo quiero! Tiene espinas!!
Para los más pequeños sobre todo, las espinas del pescado son un problema, por miedo a tragárselas o a atragantarse con ellas. La solución a este inconveniente es sencilla; ofrécele el pescado en filetes o en lomos siempre limpios de espinas, en lugar de en rodajas, por lo menos hasta que sean más conscientes de lo que están comiendo. Fíjate en la oferta de este tipo de presentaciones sin espina, ¡es inmensa!, sobre todo en pescado congelado (merluza, halibut, lenguado, emperador, colas de rape
), aunque estos mismos y otros más (perca, mero, rape, atún, bonito, chicharro
) también los puedes pedir en la pescadería para que te los preparen de esta forma.
No me gustaaaaa.....
Si tu hijo es uno de los que se resiste a comer pescado por su sabor, tal vez te sirvan las siguientes ideas para que no dejen de comerlo. ¿Has probado a macerar los pescados con limón, aceite y hierbas aromáticas? ¿Y a acompañarlos de salsas diversas y de guarniciones variadas? Estas son unas formas prácticas y sencillas de cambiar el sabor del alimento. Y cuando vayas a cocinar pescado, ten en cuenta que hervido o a la plancha, su sabor y olor es más pronunciado, por lo que puedes atenuar o disimular su sabor, sin ocultarlo totalmente, de manera que tu niño lo vaya identificando y conociendo. Si acompañas el pescado con salsas (bechamel, mayonesa, salsa rosa, salsa verde
) o lo cocinas de diversas maneras (horno, papillote, escabeche, rebozado, empanado
), suavizas su sabor.
Las empanadillas de bonito por ejemplo son un recurso muy socorrido para los niños, ya que son fáciles de preparar y los niños las comen muy bien, porque que el relleno es muy blandito.
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